Preguntas frecuentes

Shale Gas España

El shale gas (también conocido como gas de esquisto o gas pizarra) es sencillamente gas natural. Se denomina gas no convencional porque se encuentra atrapado en formaciones rocosas y arcillosas de muy baja permeabilidad, diferentes a las que tradicionalmente se utilizaban para producir gas natural. Por eso, las formaciones y los hidrocarburos que se obtenían de ellas se llamaron “no convencionales”, aunque ahora comienzan a denominarse también “nuevos convencionales”, dado su auge y normalización en la última década.   

No hay absolutamente ninguna diferencia con el gas que utilizamos a diario en nuestras calefacciones, cocinas e industrias.

(El fracking o fracturación hidráulica) La fracturación hidráulica (fracking en inglés) es una técnica que se utiliza desde 1947 para liberar el gas natural atrapado en rocas de muy baja permeabilidad. Hoy en día, una gran mayoría de los pozos de gas y petróleo convencionales utilizan este procedimiento para mejorar su rendimiento, el volumen de hidrocarburos recuperado y la rentabilidad del pozo. En la última década, particularmente en Estados Unidos y Canadá, las técnicas combinadas de perforación profunda horizontal y estimulación mediante fracturación hidráulica han evolucionado, mejorando el acceso al gas almacenado en las rocas de baja permeabilidad, areniscas de baja permeabilidad y rocas madre arcillosas. 

La estimulación mediante fracturación hidráulica consiste en inyectar agua y arena (99,5%) y una mínima porción de aditivos (cerca del 0,5%) a elevada presión y a gran profundidad con el objetivo de crear una red de microfracturas en determinadas zonas del subsuelo. La fuerza del agua provoca grietas en el núcleo de la roca y los granos de arena ayudan a mantener abiertas estas fisuras para que el gas pueda fluir. Normalmente el proceso dura menos de una semana y se realiza una sola vez en la vida del pozo. En otras palabras, se trata de dotar a una roca muy compacta de una red de microhuecos interconectados, similares a los que existen en una roca porosa natural. 

Actualmente nos encontramos en una fase de exploración, es decir, los permisos solicitados tienen como objetivo investigar cuánto shale gas existe y la viabilidad técnica, económica y medioambiental de su extracción y posterior producción. Esta fase puede durar entre 3 y 4 años. Los permisos concedidos, por tanto, no autorizan ni a extraer ni a vender gas. 

Normativa

La Comisión Europea emitió en 2014 una Recomendación que “establece los principios mínimos necesarios para apoyar a los Estados miembros que deseen realizar actividades de exploración y producción de hidrocarburos mediante (la técnica del fracking) la fracturación hidráulica de alto volumen, garantizando al mismo tiempo la preservación de la salud pública, el clima y el medio ambiente, el uso eficiente de los recursos y la información del público”. En el mismo texto recuerda la existencia de quince Directivas referidas tanto a la legislación general como a la legislación ambiental, que se aplican a las operaciones de exploración y producción de hidrocarburos en las que se utiliza la fracturación hidráulica.

La industria reconoce que un marco regulatorio estable y predecible en lo que se refiere a la producción es esencial para crear las condiciones necesarias para el desarrollo del sector en España y en Europa. En consecuencia, la industria da la bienvenida a una eventual actualización de la regulación existente si está basada en hechos científicos. Además, pone a disposición de los poderes públicos sus conocimientos técnicos en la materia.

Se ha demostrado reiteradamente que siempre y cuando se respeten las buenas prácticas en la industria, la exploración y desarrollo del shale gas no conlleva ningún riesgo ni para las personas ni para el entorno. En el Reino Unido, país que ha llevado a cabo rigurosas evaluaciones científicas, el British Geological Survey y el Director de la Agencia de Medio Ambiente han considerado que siempre y cuando las medidas de seguridad necesarias se pongan en práctica, la estimulación mediante fracturación hidráulica es una técnica que se puede realizar sin riesgos. No tiene, por tanto, ningún sentido dar la espalda a una fuente de energía más limpia que el carbón o el petróleo y cuya producción se encuentra regulada por un estricto marco normativo

Medio Ambiente y Seguridad

La estimulación mediante (fracking) fracturación hidráulica no puede contaminar los acuíferos porque no crea ninguna conexión entre éstos y los yacimientos. Es un proceso que se desarrolla a gran profundidad por debajo de las masas de agua subterránea, de las que le separan rocas de muy baja permeabilidad. Como medida complementaria de seguridad, se establecen distancias mínimas entre las zonas a fracturar y los niveles de los acuíferos y son al menos tres las barreras de tuberías y cementaciones que aíslan el pozo de los acuíferos, barreras que son sometidas a rigurosas pruebas de estanqueidad.

La industria reconoce que un marco regulatorio estable y predecible en lo que se refiere a la producción es esencial para crear las condiciones necesarias para el desarrollo del sector en España y en Europa. En consecuencia, la industria da la bienvenida a una eventual actualización de la regulación existente si está basada en hechos científicos. Además, pone a disposición de los poderes públicos sus conocimientos técnicos en la materia.

Un pozo tipo utiliza entre 10.000 m3 y 30.000 m3 de agua durante el proceso de (del fracking) fracturación hidráulica. Fuera de contexto, esta cifra parece elevada pero es menor, por ejemplo, que la cantidad que se utiliza para regar dos hectáreas de maíz en una temporada de riego. Hay que tener en cuenta que normalmente esta cantidad de agua solo se utiliza una vez. Por último, en la fase de producción, entre el 65% y el 80% del agua utilizada para fracturar la roca devuelta por el pozo se trata y reutiliza.

Un porcentaje mínimo: cerca de 0,5% del fluido que se usa para fracturar la roca. Por regla general, en una operación de fracturación típica se emplean concentraciones muy bajas de hasta doce aditivos químicos, dependiendo de las características del agua y de la roca que haya que estimular. Estas sustancias, presentes en su mayoría en productos de limpieza del hogar, cosméticos o alimentos, cumplen funciones muy específicas como la eliminación de bacterias o la mejora de la productividad del pozo. Todos los aditivos que se utilicen deberán estar registrados en el código europeo REACH y se manipularán y usarán de acuerdo con las normativas europeas y nacionales.

No. En España, la composición química de los compuestos utilizados como aditivos químicos se incluyen en los Estudios de Impacto Ambiental, que se entregan a las autoridades y están accesibles al público. En Estados Unidos, la iniciativa FracFocus (link), promovida por el Ground Water Protection Council, pone en conocimiento del público los aditivos utilizados en más de 100.000 pozos fracturados en el país. En Europa existen páginas similares en la IOGP (International Association of Oil&Gas Producers) y en la OPPPW (Organización de la Industria de Exploración y Producción de Polonia).

El gas natural es el combustible fósil más limpio disponible en la actualidad. De hecho,un estudio de la Comisión Europea indica que la generación de electricidad a partir del shale gas emite entre un 41% y un 49% menos de gases de efecto invernadero que las centrales eléctricas de carbón. Por otro lado,, “en Estados Unidos, la sustitución del carbón por el gas ha permitido reducir las emisiones (…) al nivel de mediados de 1990.” (AIE, Pág. 9). Por su parte, el Panel de Expertos en Cambio Climático de la ONU reconoce que “un desarrollo fundamental desde el AR4 (el último informe del IPCC en 2007) es el rápido desarrollo de la fracturación hidráulica y de las tecnologías de perforación horizontal que han contribuido a aumentar y diversificar la oferta de gas natural, permitiendo la producción de electricidad mediante gas en lugar de carbón (AIE, 2012). Esta es una de las principales razones que explican la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en los Estados Unidos.” ()

Durante la producción, las emisiones de metano y CO2 asociadas a la exploración y desarrollo del shale gas se pueden minimizar de manera significativa con la utilización de equipos para capturar y condensar el gas para su comercialización siempre que sea posible. De esta manera se puede garantizar que el metano sea capturado y no llegue a la atmósfera.

El gas natural complementa las energías renovables, cubriendo las intermitencias que se producen en fuentes como la eólica o la solar y permitiendo una fácil adaptación a los picos de demanda. La experiencia en Estados Unidos demuestra que el desarrollo del shale gas no entraña un detrimento del desarrollo de las energías renovables sino más bien de otros combustibles fósiles más contaminantes como el carbón. Un estudio de la Universidad de Harvard asegura que “el gas natural es el único combustible que puede conseguir de manera rentable la reducción a gran escala de las emisiones de carbono. (…) Es muy improbable que el desarrollo del gas no convencional retrase la implantación de las renovables. Por el contrario, lo más probable es que acelere su desarrollo”. Mas información

Por su parte,  concluye que para reducir al máximo la emisión de gases de efecto invernadero es necesario invertir en gas natural por ser un combustible “puente” clave para la transición hacia una economía baja en carbono.

Antes de realizar la fracturación hidráulica (o fracking), las compañías estudian a fondo la geología de la zona para anticipar cómo responderá la roca y garantizar así la seguridad de todo el proceso. La estimulación hidráulica se ha utilizado en más de dos millones de pozos de todo el mundo, durante más de 60 años, y en ese tiempo sólo se han registrado tres casos de  sismicidad asociados a ella. Dos de ellos han ocurrido en el Reino Unido, en Lancashire, de 1,5 y 2,4 en la escala Richter. Para poner estas cifras en contexto: los seísmos menores de 3 en esta escala son imperceptibles por las personas. Y en el caso de los menores de 2, el Servicio Geológico Británico no es capaz de distinguirlos del tráfico en áreas urbanas. El empleo de las mejores prácticas disponibles aleja incluso la posibilidad  de estos mínimos niveles de actividad sísmica. Más información.

Por otra parte, es muy frecuente que los medios de comunicación confundan la técnica de la fracturación hidráulica con la reinyección de aguas de desecho, lo que lleva a atribuir de forma incorrecta una supuesta relación entre fracking y actividad sísmica. La reinyección de aguas se utiliza desde hace décadas en Estados Unidos y otros países, para eliminar aguas residuales de todo tipo de industrias, incluidas las aguas de retorno del fracking. Sin embargo, ése un proceso separado de la técnica en sí, y además no se utiliza en Europa ni se permitirá en los proyectos de exploración de gas no convencional en España. Más información