El gas es una fuente de energía que se explota desde hace ya siglos. Su limpieza, eficiencia, versatilidad y abundancia hacen que esté muy presente en nuestro quehacer diario: genera la electricidad que consumimos, lo utilizamos para cocinar, nos proporciona calor en invierno y alimenta el motor de nuestros coches.
El consumo de gas natural en España ha vivido un crecimiento espectacular en las últimas décadas. Según datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el gas natural constituyó en 2015 el 19,9% de la energía primaria en España. En 1985 esta cifra era únicamente de un 2%.
En 2015 la demanda total de gas se situó en 301.433 GWh. Los datos demuestran no sólo el significativo crecimiento que ha tenido esta fuente de energía sino también el importante papel que desempeña en el mix energético español. El sector industrial continúa siendo el primer consumidor (65%), seguido del sector de la generación eléctrica (17%) y del doméstico-comercial (16%).
Pero España depende todavía en su totalidad del exterior en materia energética e importa casi el 100% del petróleo y el gas que consume. Eso supone una factura diaria de unos cien millones de euros que pagamos a países como Argelia, Catar y Nigeria.
En este sentido, el gas natural no convencional o shale gas ofrece numerosas posibilidades. Contar con un recurso autóctono es clave dadas las características de nuestro modelo energético: dependencia de las importaciones procedentes de países políticamente inestables, encarecimiento de la factura energética, pérdida de puestos de trabajo locales y competitividad en el sector industrial.
España, como el resto de Europa, no ha sido ajena a la búsqueda de hidrocarburos. Los trabajos de exploración de hidrocarburos se iniciaron en la década de los cuarenta del siglo pasado, en plena autarquía económica tras la guerra civil. La mayoría de los sondeos se concentraron en la cuenca de Cantabria pero también en las del Guadalquivir, Cádiz y Valencia.
Gracias a esas prospecciones se sabe que bajo nuestro subsuelo hay un importante potencial, sobre todo de gas no convencional. Sin embargo, para determinar exactamente cuánto gas natural hay y cuánto puede producirse de manera económicamente viable, es necesario llevar a cabo trabajos de exploración.