Cómo se puede aprovechar el gas no convencional o shale gas,  su papel en el ámbito internacional y los recursos y reservas disponibles, son algunos de los asuntos que aborda  el libro “Gas no convencional: shale gas. Aspectos estratégicos, técnicos, medioambientales y regulatorios”.  La obra es el resultado de cuatro años de investigación y el exhaustivo trabajo de Eloy Álvarez Pelegry, académico de la Real Academia de Ingeniería, y Claudia Suárez, investigadora de la Cátedra de Energía Orkestra de la Universidad de Deusto. Para estos ingenieros de minas,  la exploración y producción de gas natural no convencional debería tenerse “muy en cuenta” en las futuras políticas energéticas e industriales de nuestro país.

Foto Eloy 225x300 “No encontramos razones técnicas que soporten un rechazo sistemático a la exploración del gas no convencional”Ustedes han realizado el estudio más completo sobre el shale gas en nuestro país. ¿Cuál es el potencial para España?

Consideramos que el libro realiza una aportación interesante y novedosa, ya que trata los aspectos estratégicos, técnicos, medioambientales y regulatorios, constituyendo una buena base para conocer la situación y las perspectivas del gas no convencional.

Por la naturaleza del trabajo, no hemos hecho un estudio propio del potencial en España, si bien es cierto que el libro dedica un capítulo a identificar las diferencias entre recursos y reservas, y pasa revista a las diferentes definiciones de varios organismos que llevan a cabo evaluaciones o estimaciones. En este sentido, las cifras que se dan en el estudio son las de ACIEP, que se refiere a los recursos prospectivos, explicando la diferencia respecto a otros organismos, que han estimado los recursos técnicamente recuperables.

La ACIEP estima los recursos prospectivos de gas no convencional en España en 2.026 bcm (71 tcf), de los que 1.977 bcm corresponden a shale gas. Además, de todo el shale gas existente, aproximadamente el 55% estaría localizado en la Cuenca Vasco Cantábrica. Por tanto, entendemos que la clave, en España, es pasar de recursos prospectivos a reservas probadas y que, para ello, es necesario avanzar en la exploración.

En términos de “independencia” energética, más que hablar de años de autoabastecimiento considerando la eventual producción respecto a la demanda total, el criterio más sensato sería estimar un porcentaje de sustitución progresiva de las importaciones de gas, que en este momento cubren la práctica totalidad de la demanda.

¿Qué beneficios tendría para nuestro país la exploración y producción de shale gas?

Entendemos que el primer beneficio, y el más claro, es tener unos recursos propios para una energía queFoto Claudia Suarez e1459176502302 261x300 “No encontramos razones técnicas que soporten un rechazo sistemático a la exploración del gas no convencional” se ha desarrollado desde los años sesenta y que en la pasada década ha tenido una penetración continuada en los sectores industrial y doméstico con un fuerte impulso por la generación eléctrica con gas natural (no exenta de altibajos) y, en general, afectada en todos los segmentos de consumo, por la crisis económica.

El gas está aquí para quedarse y tiene futuro. Asumiendo que hay yacimientos que son  de interés comercial, existen beneficios claros, como la seguridad de suministro y una producción que no esté expuesta a las variaciones de los mercados internacionales, en el mismo grado que el de las importaciones. En cualquier caso, el primer paso es explorar. Aunque la eventual producción se lleve a cabo de forma gradual y a pequeña escala, los beneficios para los suministros, la industria, la ingeniería y el conocimiento serían sin duda positivos.

Hay numerosos estudios que avalan la técnica de la fracturación hidráulica (fracking) y otros que la cuestionan. ¿Es una técnica segura?

En el libro dedicamos dos capítulos a estudiar las técnicas de exploración y producción de gas. El motivo fue separar la parte que es común a la industria de los hidrocarburos en general, de la que es más específica del shale gas. Dichos capítulos, ponen de manifiesto que muchos aspectos técnicos no son específicos del gas no convencional y son utilizados en la industria desde hace décadas. Consideramos también que la ingeniería y las buenas prácticas operativas son elementos importantes a tener en cuenta, al igual que en otras actividades industriales. Como resultado del estudio, no hemos encontrado razones técnicas que soporten un rechazo sistemático a la exploración de gas no convencional.

¿A qué atribuye el miedo que suscita entre algunos sectores de la opinión pública?

Creemos que quizás la información no es lo suficientemente completa y que la visión de conjunto, incluyendo los aspectos técnicos, estratégicos, medioambientales y regulatorios, tendría que tener mayor difusión.

También cabe pensar que la falta de conocimiento es debida a que la exploración de petróleo y gas en España ha experimentado altibajos y no tiene una gran tradición, por lo que no existe una familiarización del público con la misma. Si el proceso de exploración va adelante, la realidad del desarrollo contribuiría a situar este tema en su contexto y, posiblemente, a que se pase del miedo a lo desconocido a la incorporación, con normalidad, de una actividad industrial y económica.

¿Cómo puede contribuir el gas natural no convencional en la lucha contra el cambio climático?

El gas es un combustible limpio con altos rendimientos en generación eléctrica y una tecnología avanzada. Desde luego, presenta ventajas tanto en el consumo doméstico como en el transporte, contribuyendo a disminuir también la contaminación local. Cuando el gas es competitivo, es una energía que cobra mayor peso, dado que, entre otras consideraciones, va sustituyendo progresivamente al carbón y tiene unos efectos positivos a medio plazo en la lucha contra el cambio climático.

El gas, por las ventajas respecto a otros combustibles, es una energía clave en las transiciones energéticas. La eventual producción doméstica, contribuiría a mitigar los riesgos geopolíticos en una Europa dependiente cada vez más de las importaciones, y con decrecimientos en los países productores de gas.

A este respecto, un caso relevante es el de Estados Unidos, donde más han disminuido las emisiones, como consecuencia del desplazamiento del carbón y su sustitución por del gas en la generación eléctrica.

Desde su punto de vista, ¿cuál es el futuro de esta técnica?

Si algo ha demostrado la industria del petróleo y gas es una constante innovación tecnológica. Por ello, a medio plazo y a futuro, esto previsiblemente se traducirá en mejoras tecnológicas, mayor eficiencia, mejoras en la productividad, mayor seguridad y un menor impacto ambiental.

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